"Renovarse o morir", cansina cantinela con la que se nos atormenta a lo largo de la vida, de la historia o en la evolución de las especies... y si hablamos de cine, podemos pasarnos horas enumerando las veces que se ha tenido que aplicar el cuento esta industria, aunque posiblemente es hoy cuando podemos decir que esta se encuentra en el fin y el inicio de una nueva era, pues el celuloide, el soporte con el que se rodaron tantas miles de películas durante más de 100 años, desaparece para dar paso al intangible formato digital y el cinematógrafo con el que se proyectaban estos rollos de película no tiene más remedio que convertirse en una pieza de museo.
A pesar de todo, muchos cineastas reniegan del nuevo formato y siguen optando por el más académico 35 mm, sin aceptar las ventajas que aporta el digital en cuanto a costes y versatilidad.
El caso es que sea en el formato que sea, algunas películas seguirán siendo igual de malas, eso no hay quién lo niegue.
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