miércoles, 15 de junio de 2011

Aquí paz y después gloria (Y El Día Después)

Como podéis comprobar, poco a poco, como le corresponde a una producción stop-motion, "La Vida en la Cima" avanza hacia su conclusión de una forma extrañamente acorde con lo que está ocurriendo en la calle: Si un par de entradas atrás coincidió con la falta de criterio de los medios de comunicación respecto al movimiento 15-M, la pasada coincidió con la manipulación de los recursos naturales por parte de los políticos.
Hoy os muestro esta imagen en la que un personaje está sentado con los pies sobre el escritorio de su despacho. Un despacho implica muchas cosas: es un símbolo de poder, lugar de una empresa que representa un puesto mejor, un mejor sueldo, la satisfacción de mirar a la gente por encima del hombro y poder olvidarte tras la puerta de tus antiguos compañeros sin remordimientos. Es tras esta coraza donde nuestros políticos piensan (o dicen) estar trabajando para todos nosotros, convencidos que lo que deciden en minoría, es lo que le gustará a la mayoría.


En el día de hoy, en España, se han dicho muchas tonterías en forma de sonoros rebuznos procedentes de muchos despachos. Hoy, en Madrid, en el Congreso de los Diputados se esta llevando a cabo la Sesión de Control al Gobierno y al mismo tiempo en Barcelona, en el Parlamento de Cataluña el debate de los presupuestos que pretende instaurar el nuevo gobierno de reciente elección en esta comunidad.
A Grandes rasgos, el Congreso en Madrid está rodeado por la policía para impedir que el rebaño de indignados no alcancen a sus señorías y puedan hacerse daño (Sus señorías, no los indignados) y como las palabras también hieren, el cerco policial empieza bastante lejos de la entrada. Pero visto lo visto, en Barcelona siempre se va más lejos, consiguiendo que los manifestantes salgan en los papeles.


Valdría explicar un poco que es lo que se está cociendo en el Parlamento Catalán. Como dije antes, se están debatiendo los nuevos presupuestos, que en el idioma de la calle se traduce como RECORTES, que ya se están llevando a cabo, en la sanidad y la educación públicas. 
Una concentración de indignados se  propuso no dejar pasar a dicho parlamento a los "representantes de la ciudadanía". La situación llego a tal extremo que era peligroso pasearse por ahí con traje y un maletín, palabras textuales. Sprays, insultos, lanzamiento de objetos... los diputados iban ingresando en el parlamento como podían y como les ponían.
Pero lo mejor estaba por llegar. Artur Mas, presidente de Cataluña y precursor de los famosos recortes, se le ocurrió el mejor método de evitar ser apabullado y abucheado: llegar en HELICÓPTERO, bueno, él y su atajo de pelotas que venían detrás, en total, siete viajes de helicóptero. Un método bastante curioso de ahorro, si señor...


Eventos tan deplorables como este llegaron a los oídos de sus señorías en Madrid, condenando con tal rapidez lo sucedido en Barcelona que dejaron en vergüenza a la mismísima velocidad de la luz: "Es un delito impedir el acceso", "El parlamento representa la sobirania del pueblo", "Es intolerable que en un país como el nuestro, tengamos que usar estos métodos para llegar y que se use violencia contra los representantes del pueblo", "La obligación de un gobierno es garantizar que se pueda desarrollar con toda normalidad una sesión plenaria", "Se ha querido paralizar la vida de un país, la vida de un Parlamento", "Es el día más triste"... ¿Hemos de aplaudir estas declaraciones o estas manifestaciones? Pues la respuesta es como la de sus señorías: sí, pero NO.
Aclaremos para empezar una cosa primero hacia los indignados: la violencia ha de condenarse, con lo cual lo que ha sucedido hoy, si lo que entendemos por violencia es lanzar objetos y pintarrajear con pintura a unas personas, hemos de ser realistas y decir que actuaron mal. Pero también hay que decir, que gracias a esto, han conseguido que los políticos hablen de ellos y por primera vez en un mes se sientan AMENAZADOS por este movimiento. Se podrían decir muchas cosas, pero si nuestros dirigentes dejasen de pelearse entre ellos, saliesen de sus despachos, viviesen como la gente, cobrasen lo que cobra la gente y les costase llegar a fin de mes como a la gente, lo más probable es que se lo pensarían dos veces antes de dar esas declaraciones de pacotilla acerca de recortes, economía y empleo. 
Señores políticos de cualquier color: Dejen de poner a sus votantes como parapeto, reaccionen y escuchen al pueblo. La solución no está en ninguno de ustedes, dejen de adueñarse de este movimiento y empeñarse en ponerle un color concreto. El pueblo no respeta el parlamento porque el parlamento no respeta al pueblo y la política que hacen los políticos solo benefician a los propios políticos y a los mercados financieros. Han perdido hace mucho, y por más que nieguen lo contrario, la población ya no les cree ni les creerán y tendrá que pasar mucho tiempo para que eso no ocurra. Si no, comprueben lo que le paso  al coordinador federal de IU (Izquierda Unida) en otra manifestación de PAH (Plataforma de Afectados por la Hipoteca) con el apoyo de los Indignados, también hoy en Madrid, en la que se impidió el desahucio de una familia. Los manifestantes lo acusaron de oportunista, fue abucheado y fue  empapado con agua por los manifestantes. 
En resumen, la nueva consigna podría ser: 

SI VES UN POLÍTICO, DESCONFÍA.

_______________________________________________________
Aquí paz y después gloria (El día después)

Mucho se está diciendo desde ayer en contra de las manifestaciones y de los indignados del movimiento del 15-M o la plataforma Democracia Real Ya: que si han perdido el norte, que si ya no es lo mismo desde el día que empezó, que si no tienen unos ideales definidos, que si con violencia no se va a ningún sitio... En otras palabras, la clase política y periodística ha aprovechado este pequeño desliz para cargar en contra de unas movilizaciones que hasta el día de ayer no hacían daño a nadie: -¡Dejadles hacer! Mientras no molesten... ¡Aquí paz y después gloria!
El movimiento se ha desvinculado de los actos vandálicos ocasionados ayer en Barcelona, ya que desde un principio se han declarado en contra de cualquier tipo de violencia; esto lo dicen en la prensa, radio y televisión, con la boca muy pequeña. Lo que no he visto, ni oído, ni comentado nada en absoluto es acerca de un grupo de la policía secreta infiltrada entre los manifestantes iniciando los altercados. Lo que paso después es de sobra sabido. ¿Hay o no hay motivos para indignarse?

No hay comentarios:

Publicar un comentario